jueves, 18 de agosto de 2011
Escrutinio final.
Enviado desde mi BlackBerry de Movistar (http://www.movistar.com.ar)
Los adultos se cuidan poco y mueren jóvenes
En Argentina los adultos se cuidan poco y mueren demasiado jóvenes . La mortalidad infantil es un problema, pero la mortalidad en adultos jóvenes constituye una cuestión igual o más seria y permanece menos atendida; baste recordar que, según el Ministerio de Salud, 20% de las muertes en Argentina ocurren entre los 45 y los 65 años.
Entre 1980 y 2008 la mortalidad anual general en Argentina se redujo 11,6%. En el mismo período, la mortalidad infantil (menores de un año) disminuyó 62%. La disparidad responde, principalmente, a la magra reducción de la mortalidad de adultos jóvenes a partir de 2001.
Lo mismo ha ocurrido en diversos casos en el mundo (incluyendo a la Unión Soviética tras la Perestroika): las crisis económicas y el deterioro social aumentan la mortalidad en adultos jóvenes.
De acuerdo al estudio de Carga de Enfermedad del Ministerio de Salud y el Banco Mundial, las principales causas de muerte en adultos jóvenes son el infarto agudo de miocardio, la muerte súbita y los tumores de pulmón, mama y cuello uterino . Estas enfermedades comparten tres características: son prevenibles, dependen de la situación socioeconómica y requieren para su manejo un sistema de atención médica sofisticado.
Muchas asociaciones profesionales han alertado sobre el manejo dispar de estas patologías en el país. La mitad de las personas con hipertensión arterial, diabetes o colesterol elevado ignoran su condición o reciben un tratamiento inadecuado. Menos de la mitad de las mujeres en riesgo se realiza mamografía o Papanicolaou; 70% de los adultos jóvenes no practica ningún deporte y más de 30% fuma. Además, no todas las instituciones que manejan pacientes con infarto o cáncer poseen la tecnología adecuada para obtener buenos resultados. Pero la causa más poderosa de la situación descripta es socioeconómica : precariedad laboral, pobreza, falta de infraestructura, escolaridad incompleta y pérdida de autonomía duplican la mortalidad por enfermedad cardiovascular o cáncer.
Varias iniciativas actuales apuntan a esta problemática, pero la sociedad y la política deben transformarlas en prioridades nacionales. Nuestra política antitabaco reciente es un ejemplo. Los estándares de atención en hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia y en prevención de tumores son puntos pendientes; también lo son la promoción del deporte y la alimentación saludable. Como en otros países, médicos, legisladores y sociedad civil deben trabajar en conjunto para optimizar la prevención y atención de estos problemas.
Porque podrían morir menos adultos jóvenes en la Argentina, con costos sociales, económicos y especialmente humanos para todos.